Noches buenas

Así que cariño, abrázala, abrázala fuerte, abrázala como si fueras a quedarte con ella para siempre o para nunca, abrázala como despedida o como bienvenida pero no olvides hacerlo, no olvides decirle que la amas, todos los días, aunque no sea cierto, convéncete y convéncela de aque así es, porque el amor es también cuestión de decisión y de elección.

Y cuando tengan problemas, no te quedes sentado en el piso sin saber que hacer, no te eches a su lado y la mires con pena, no le digas que todo es así porque ella así lo quiere, o porque es producto de sus decisiones, créeme que ella lo sabe, ella sabe todo menos cómo salir del hoyo en el que está. Y si tú la amas de verdad no te quedes sin hacer nada, ayúdala, busca ayuda, no te quedes tieso tratando de hacer las cosas por ti mismo, deja tu orgullo a un lado y dile que necesitan ayuda, que es una carga muy pesada para ti solo, y si la amas realmente aguanta, resiste, con amor, con risas, con chistes mal hechos, con películas, con libros mal citados, con podcasts, con amigos; y no te quedes esperando a que ella simplemente se vaya. Recuérdale por qué se aman tanto, porque ella ya no es capaz de hacerlo ni si quiera con su propia vida.

Ambos siempre vimos el amor de manera distinta, fuimos tan inconsecuentes de diferente manera, tú prometías un por siempre y sin embargo tus por siempre solo duran la mitad, o la mitad de la mitad, o la mitad de esa mitad, o solo un mes o dos… yo sin embargo no te prometía una próxima semana, ni siquiera un mañana, quería contigo cada día, cada día que me permitieras estar a tu lado, cada día que no me atormentaran las sombras de mi pasado, te quise y te juro que hice lo mejor que pude, cuando estaba en ese hoyo hice lo mejor que pude, dormí todos los días que me permitiste estar a tu lado, te abracé todas las veces que pude, baile contigo aunque no me gustaban las canciones, hablé contigo hasta ya no saber de que más hablar, te besé como pude y te amé en cada habitación y cada rincón en el que estuvimos juntos, te di lo mejor que pude en el momento que pude, pude haber hecho más?, tal vez si, pero hice lo mejor que pude en el momento que se dio, así como ahora.

Que si me arrepiento de no haber hecho más? … sí, es cierto, pero debo dejar de pensarlo porque lo cierto es que hice lo mejor que pude, o por lo menos traté de hacerlo y es posible que tú también, no puedo hablar por ti.

Yo aún no he podido dormir en mi cama, no puedo dormir, tú sigues cada noche conmigo, y te hablo, te hablo cómo quedamos, converso contigo y te pido que regreses y que por favor no dudes de que te amo.

Otra vez

No sé si es porque desperté en mi cama después de 20 noches de dormir en la sala, pero amanecí con unas ganas casi incontrolables de hablarte, de saber ti, de decirte que es la vigésimo quinta noche que no dejo de soñarte, que no dejo de despertar con la sensación de que duermes a mi lado, pero cuando despierto tú no estás, y esta sensación de pérdida no se me va.

Acabo de recordar por qué me fui a dormir al sofá, quiero poder llorar tranquila sin que nadie me pregunte si estoy bien, si me pasa algo, si tuve una pesadilla, no sé cómo decirles que vivo una pesadilla hace ya no sé cuantos años.

Recuerdas cuando dormíamos juntos y despertaba a media noche con sobresaltos o recuerdos que me asaltaban a media madrugada?…. eras el único que sabía cómo lidiar con eso, sabías lo que pasaba conmigo, nunca hacías preguntas y solo decías – tranquila, ya pasó, se acabó, hacías un sonido dulce y me abrazabas, entonces podía volver a dormir. Hoy solo me acompaña la colcha azul con la que dormimos las últimas noches, tu recuerdo y tu voz hablándome al oído.

Hola…

Sé que debes haber llegado a casa, cansado, tal vez por algún problema con tu papá, tal vez alguna pregunta que no quisiste responder, alguna persona que te hizo un comentario malo, algún policía que los paró porque manejaban a deshora. Sé que debes haber llegado con hambre, y tal vez mamá te tenga la comida lista y si no es así, tal vez compraste algo en el camino.

Debes ya haberte dado una ducha y ahora debes estar hablando con ella, le debes estar preguntando cómo le fue durante el día, y ella estará haciendo lo mismo.

Me pregunto si ella te conoce tanto como yo… si conoce dónde trabajas, si conoce a tu papá, si conoce dónde vives, si sabe que te encanta dormir con el pecho hacia abajo, que hay noches que te duele la espalda baja y buscas que alguien te frote con el ungüento que compramos, que te gusta tu propio espacio en la cama… y cuando lo haga, cuando se acostumbre a tu olor, a tu respiración al tenerte cerca, a tus ronquidos; me pregunto si ella te seguirá amando tanto como yo lo hago en este momento? … Es probable que sí, es probable que no; espero que sí , porque mereces mucho amor, muchísimo, mucho más de lo poco que estás acostumbrado a dar solo por esperar recibir lo mismo o más.

¿Oda? Al árbol de navidad

Hoy caí en cuenta que tal como esta ahora el árbol, esta mi vida. No sé cómo escribir, no sé qué decir, no sé cómo actuar; debería aceptar que se ha terminado, que la navidad ha pasado y que tú no estás… la verdad es que decidiste irte hace mucho, ahora entiendo cuando Johansen decía «sé que te dije adios, pero en el fondo quien se que quería ir eras tú y no yo».

Ya todos los vecinos quitarón las luces de sus ventanas, los adornos de sus puertas, sus muñecos de nieve en verano, y yo aún mantengo todo en su lugar, no he movido ni limpiado nada.
Quizá no sea hoy, ni mañana, pero un día de estos dejaré de ver ese árbol, me levantaré, cogeré todos los adornos, los guardaré en una caja, lavaré los peluches, limpiaré el polvo, amarraré lo mas fuerte que pueda todas esas ramas y las meteré a una caja que guardaré hasta el próximo año, o tal vez hasta el siguiente o el subsiguinete.

Ya no sé si me gustan las navidades, no quiero fingir ser feliz cuando no lo soy. Solo quiero poder pararme y dejar de ver ese árbol, ya ni siquiera encendemos las luces en las noches, estamos casi febrero.

Levántate, limpia y guarda todo, y por favor quita esa maldita guirnalda verde de las escaleras, fuiste la última en poneralas y ahora eres la última en quitarlas, la navidad ha pasado, hazlo tú también.

Familia

Entonces conoces personas que te cambian el chip ☺️… Es la única foto que tenemos de ellos y puede que ninguno de nosotros recuerde sus nombres, ni el de “Firulais” 😅… pero me quedo con que ese día aprendí que muchas veces no importa cuánto, cuándo, cómo o dónde, sino CON QUIÉN.

Cusco a la 1 de la mañana

Estábamos tu y yo otra vez, juntos pero separados, había pasado no sé cuánto tiempo… estabas con tu familia y yo con la mía, recuerdo dos abuelitas tal vez una la mía y otra la tuya, mujeres sabias, sabían con tan solo tenernos a lado para saber lo que nos pasaba, no éramos juzgados por nuestras pasiones, por nuestra intensidad y mucho menos por nuestros errores, ellas nos aceptaban, aceptaban nuestros ratos de locura, de querer estar el uno con el otro, de esa necesidad de sentirnos cerca.

A Cuzco vienen muchas parejas en invierno, el frío los invita a juntarse durante las frías noches y juntar los pies en una cama es la mejor forma de abrigar al otro.

En estás imágenes tú no eras tú, ni tu abuela era la abuela de él, ni mi abuela era mi abuela, todos nos querían juntos pero yo sabía quién eras realmente y aún así insistimos en mostrarnos amor y aceptar que era el destino que nos tocaba, así que aceptábamos y nos resignábamos a verlas felices a vernos felices, y a intentar serlo realmente.

Está amaneciendo

Muchos de ustedes se preguntarán por qué dejé de usar redes sociales, por qué dejé de publicar fotografías, poner estados, etiquetar personas, publicar memes xD… si es así déjame contarte y si no, en algún lugar de internet estarán guardados mis mejores recuerdos.

Alguna vez tuviste miedo de cerrar los ojos porque creías que no los volverías abrir nunca más? … yo si, nunca se lo conté a nadie, aquella noche tuve miedo, miedo de dormir o tal vez de morir, tenía mucho muchísimo sueño pero en esos momentos el miedo era muy grande y creía que si me mantenía hablando podría retrasar el hecho de cerrar los ojos, pero el sueño en algún momento se vuelve inevitable, y tuve que hacerlo.

Mentiría si dijera que desde entonces todo ha marchado bien, porque no fue así, hubieron algunas otras veces, pero ninguna como aquella noche(Hasta ahora) . En esos meses perdí el trabajo, la universidad y semanas después perdí a mi novio después de 4 años de relación, no fue todo lo que perdí; un año más tarde me pasarían más cosas tristes que en aquel momento no imaginaba.

Por alguna razón estar cerca a la muerte te hace recordar que estás vivo, eso fue lo que me pasó, así que decidí darme una oportunidad y decirle que si a todo lo que viniera. Por esos meses comencé en el trading, me inscribí a un gimnasio y salí con un par de chicos. Estaba decidida a encaminarme así que al año siguiente retomé la universidad, continué con mis clases de inglés, me inscribí a un voluntariado, mi meta era estar lo más ocupada posible, y funcionó, no todo es color de rosa, evidentemente.

Dicen que las personas entran a tu vida por alguna razón, porque hay algo que debes aprender de ellas, y se van cuando lo hayan hecho. En este caso uno de los chicos con el que salía ya había sido un enamoradito que tuve cuánto tenía 17, y es justamente la razón por la que comencé a escribir en este blog, quiero inmortalizar nuestros recuerdos. Porque aunque él no está conmigo ahora mismo, quiero recordarlo con lo bueno que fuimos juntos y no con la mierda que resultó ser él y verme yo reflejada a través de sus ojos. Así que ponte cómod@ y deja que te cuente, oye extraño, mi historia de amor, nuestra historia de amor, una historia de amor?

Tres de la mañana

Acabo de verte, nos despedíamos otra vez, me estaba yendo a algún lugar, estaba a punto de subir a un avión y vi que publicaste una foto de nosotros.

Aventurero, escuchar tu voz, tu sonrisa, dibujar tus rostro con mis manos que se han aprendido tu cara de memoria, duele y duele mucho. Quiero dejarte ir te lo juro, quiero que puedas conseguir ser feliz solo, o con alguien más si así lo quieres, pero no puedo dejarte ir de mi vida, llámalo como quieras, pero solo quiero tenerte a mi lado para que me abraces 5 minutos y me digas que todo va a estar bien. No sé si ahora, no sé si más adelante, pero todo va a estar bien. Necesito a mi amigo El Aventurero, con quien podía hablar de todo esto y me sabía escuchar y me decía que deje que el tiempo pase porque es la mejor cura para todos estos problemas del amor.

Estoy juntando fuerzas para no darle a “enviar mensaje” porque quiero respetar lo que me dices y no puedo , no puedo, tengo que irme, tengo que hacerlo, porque no podré hacerlo sola, no puedo despertar con esta sensación de que te estoy perdiendo y llamando con la mente, una y otra y otra vez.

El “cachascán”

Sin duda es una de las cosas que más me gusta de los libros, tienen el poder de transportarte en el tiempo. Isabel, tenemos algo más en común, tú tuviste la dicha de presenciar este hermoso deporte, como lo dijiste, en primera fila, en vivo y en directo; tuvieron la suerte de tener la salsa de tomate en la camisa como una prueba triunfal de haberla presenciado. Mi historia con el abuelo, en cambio, fue a través de una pantalla, es uno de los vagos recuerdos que tengo de él, le gustaba ver estas peleas.

El cuarto de los abuelos estaba justo arriba de la cocina, mientras mi mamá y la abuela preparaban la cena tú estabas arriba presenciando cómo estos señores se mataban entre sí, cuando la cena estaba lista, no sé si por flojera o por costumbre cogiamos la escoba y tocábamos el techo de madera para que papito baje, de todas esas cenas la que mas recuerdo es la sopita a la minuta. Me viene a la memoria más recuerdos tuyos, papito, recuerdo claramente viéndote jugar a las cartas con la abuela, o como ustedes lo llamaban «la timba», también recuerdo que te gustaba ver el programa de Magaly, recuerdo nuestra tele en blanco y negro, recuerdo tu baúl, siempre que lo veía creía que guardabas algún tipo de tesoro, con los años descubrí que no se trataba de nada más que sublimes, algo de dinero y ropa; ese baúl, luego de tu muerte, se convirtió en el lugar donde la abuela guardaba las papas que obteníamos por intercambio de ropa, las llenada de hierba buena y las guardaba porque decía que así duraban más. Tu cuarto,abuelo, muy pocas personas lo usaron después de ti, la abuela decía que tu espíritu estaba ahí y no la dejaba descansar, ella tampoco pudo, se convirtió en el cuarto de invitados, en el almacén de la comida, donde iban a parar los muebles y cosas que ya no se usaban. Para mi sin embargo, es como tu baúl y prefiero que en mi memoria se quede así, contigo en alguna parte de ese cuarto, contigo y tu tele y tu cartas. Ese cuarto tiene pedazos de todos los que alguna vez pisamos esa casa, quizás en poco tiempo no exista más, pero ten por seguro que mientras viva en mi memoria siempre estaré con una escoba en la mano golpeando el techo para que bajes porque la cena ya está lista.

La pregunta no es dónde, sino cuándo…


La verdad no sé cómo comenzar, si por el principio o tal vez antes… Todas las personas que cuentan su historia tienen un punto que de una manera u otra marcaron un antes y un después en sus vidas, sin embargo yo he tenido tantos puntos que no sé por dónde sería bueno comenzar, pero definitivamente tiene que tener un punto de inicio. Así que comenzaré por la noche en que vi la muerte frente a frente, esa noche tuve miedo, miedo de descubrir quién era, miedo de ver lo que podía llegar a hacer, miedo de cerrar los ojos porque sentía que no iba a despertar, no sé si miedo a morir o miedo a sobrevivir y no saber quién sería después de aquello. Han pasado exactamente 3 años 3 meses y 7 días, y aún duele el recuerdo, duele el alma, duele el yo que dejé ir… Puedo decir con certeza que hay momentos en la vida que uno nunca llega a superar pero se puede aprender a vivir con ello. Tal vez un día pueda escribir todo lo que pasó, pero ahora es lo único que me permite la mente escribir. Mentiría si digo que a partir de ese momento superé todo y tuve mi “final feliz” , la verdad es que a partir de entonces todo fue peor, más caídas, malas experiencias, más citas con la muerte, más soledad, más incertidumbre, pero al mismo tiempo más ganas de vivir; de una manera rara el universo me decía que dolor en ese momento era sinónimo de vida, que yo estaba viva.